Materiales:
- Lápiz 2B
- Sacapuntas
- Goma
- Cinta adhesiva
- Cronómetro
Tiempo:
Sobre 20 minutos.
La percepción de los contornos.
(Visionar video Drawing on the right side of the brain del minuto 24,50 al minuto 27,53)
minutos, por lo menos- Lápiz 2B
- Sacapuntas
- Goma
- Cinta adhesiva
- Cronómetro
Tiempo:
Sobre 20 minutos.
La percepción de los contornos.
(Visionar video Drawing on the right side of the brain del minuto 24,50 al minuto 27,53)
1. Busca un lugar donde puedas estar solo y sin que te interrumpan durante unos veinte
2. Pon si quieres un despertador, para no tener que preocuparte por el tiempo transcurrido,
una tarea del hemisferio izquierdo.
3. Coloca un papel sobre la mesa y fíjalo con cinta adhesiva en una posición que parezca
4. Vas a dibujar tu propia mano -la izquierda si dibujas con la derecha, la derecha si eres zurdo-.
Colocate de manera que la mano que sujeta el lápiz esté lista para dibujar sobre el papel.
5. Vuelve la cara en dirección contraria, mirando a la mano que tiene que copiar.
Apoya la mano en algún sitio, porque tendrás que mantener la misma posición durante bastante
tiempo.
Vas a dibujar tu mano sin poder ver lo que estás dibujando (mira la posición en la Figura).
El mirar hacia otro lado es necesario por dos razones: primero, para enfocar toda la atención
en la información visual, y segundo, para no dedicar ninguna atención al dibujo, lo cual podría
dar suelta a los viejos patrones simbólicos aprendidos en la infancia acerca de «cómo dibujar
manos».
Sólo debes dibujar lo que ves (a la manera espacial del modo-D) y no lo que sabes
(a la manera simbólica del modo-I). Volver la cabeza es necesario porque el impulso de mirar
el dibujo es casi irresistible al principio. Si dibujaras en la posición normal, aún diciéndote
«no pienso mirar», pronto estarías echando vistazos furtivos con la esquina del ojo.
Esto reactivaría el modo-I y frustraría el propósito del ejercicio.
6. Ya en posición girada, enfoca la mirada en alguna parte de tu mano y percibe un borde.
Al mismo tiempo, coloca la punta del lápiz sobre el papel, procurando no estar demasiado cerca
de los bordes del mismo.
7. Muy lentamente, avanzando de milímetro en milímetro, recorre con la mirada el borde de tu mano,
observando cada minúscula variación u ondulación de la línea. Al mover el ojo mueve también el lápiz,
con la misma lentitud, tratando de registrar las ligeras variaciones que la vista va encontrando en el borde.
Tienes que convencerte de que la información procedente del objeto observado (tu mano) es
minuciosamente percibida por los ojos, y simultáneamente registrada por el lápiz,
que registra todo lo que ves en cada momento.
8. No te vuelvas para mirar el papel. Observa tu mano y dibuja poco a poco los bordes que ves.
Al mismo tiempo serás consciente de la relación de ese contorno con la complicada configuración
de contornos que es la mano entera. Puedes entrar y salir de los contornos, pasar de uno a otro y
volver otra vez al primero. No te preocupes por si el dibujo parecerá una mano.
Probablemente no lo parecerá, porque no puedes controlar las proporciones.
Al reducir las percepciones a pequeños fragmentos cada vez, aprenderás a ver las cosas
exactamente como son, tal como las ven los artistas.
9. Procura que el movimiento del lápiz coincida exactamente con el movimiento del ojo.
Quizás uno u otro trate de adelantarse, pero no permitas que eso suceda. Tienes que registrar cada punto
en el mismo instante en que lo ves. No te detengas: continúa a un ritmo lento y uniforme.
Al principio, puede que te sientas incómodo; algunos estudiantes dicen que sufren repentinos dolores
de cabeza o una sensación de pánico. Esto puede suceder cuando el hemisferio izquierdo se da cuenta
de que el dibujo de contornos puros representa una amenaza para su dominancia, y que con una tarea
tan lenta y minuciosa es posible que el hemisferio derecho tenga el control durante mucho tiempo.
Ante esto, el hemisferio izquierdo se rebela y dice: «Paren ahora mismo esta tontería. No necesitamos
mirar las cosas tan de cerca. Tengo ya un nombre para todo ello, incluso para las arrugas más pequeñas.
Seamos razonables y dediquémonos a algo que no sea tan aburrido. De lo contrario, te daré un dolor
de cabeza.»
Ignora todas estas quejas. Persiste. Poco a poco, las protestas del hemisferio izquierdo se acallarán y
tu mente quedará tranquila. Te encontrarás fascinado por la maravillosa complejidad de lo que ves,
y sentirás que puedes penetrar más y más en esa complejidad. Déjate llevar. No tienes nada que temer.
El dibujo será un bello registro de tus profundas percepciones.
Y no nos importa si parece o no una mano. Lo que queríamos era registrar las percepciones.
Después de acabar: Piensa en cómo te sentías al empezar el ejercicio, en comparación con cómo
te sentías más adelante cuando estabas enfrascado en el dibujo. ¿Cómo era ese estado?
¿Perdiste la conciencia del tiempo? ¿Te enamoraste de lo que veías? Si volvieras a ese estado alternativo,
¿lo reconocerías?
En la mayoría de los estudiantes, el dibujo de contornos puros es el ejercicio que provoca la más profunda incursión en el estado subjetivo del modo-D. Al quedar aislado del dibujo -el estímulo visual que permitiría nombrar, simbolizar, clasificar-, obligado a concentrarse en lo que le parece demasiada información,
el modo-I se desactiva, dejando la tarea para el modo-D. La lentitud del dibujo parece contribuir a ello.
El dibujo de contornos puros es tan eficaz que muchos artistas tienen el hábito de hacer una corta sesión
antes de empezar a dibujar otras cosas, con el fin de poner en marcha el proceso de desactivación
del modo-I.
Si no experimentaste un claro cambio al modo-D con este primer dibujo, se paciente. Los hemisferios
izquierdos de algunas personas son muy persistentes, o tal vez no se atreven a dejar el control en manos del derecho. Hay que tranquilizar al hemisferio izquierdo; hablar con él, decirle que no se le va a abandonar,
que sólo queremos salir un momento.
Gradualmente, descubrirás que el hemisferio izquierdo consiente el cambio. Sin embargo, no hay que
permitirle al hemisferio verbal que ridiculice el dibujo de contornos realizado, echando a perder con sus
críticas las ventajas adquiridas. No es eso lo que queremos por ahora. Llegará el momento de juntar todos
los factores, y entonces dibujarás mejor que nunca.
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